El último finde de septiembre Renteria acogió un festival, evento, o no se que, llamado Atlantikaldia, que no llegue a entender de que iba y tampoco he encontrado a nadie que me lo haya sabido explicar. El caso es que por una cosa u otra, desde el pasado jueves 22 hasta el domingo 25 el pueblo Gipuzkoano se lleno de actividades variopintas.
En medio de todo ese buffet libre de encuentros culturales, se encontraba un concierto gratuito de Goran Bregovic, exponente donde los halla de la música balcánica y el folk de europa del este.
Como no, una pequeña federación del Huerto Sonoro nos personamos en la alameda, botella de sidra en mano, rodeados de un notable y numeroso público, que no bajaba de los 30 tacos. Pero eso no fue excusa, el músico y compositor, conocido entre otras movidas por poner banda sonora en los films de Emir Kusturica, puso a toda la peña a bailar a la primera de cambio con «Gas Gas» tema con el que abría un set que duraría más de hora y media.
Por mucho que tenga 66 palos a la espalda, el Yugoslavo se cascó sus temas clásicos a machete, acompañado por un quinteto de viento dos coristas y un percusionista, que se ganaron bien el sueldo, Weddings and Funerals Orchestra, creo que les llaman.z
Nunca imaginé que un concierto de música folk pudiera acabar pareciéndose a una rave, y es que damas y caballeros, el ambiente que pone Goran, por mucho que toque sentado, se mea en más de un que otro Dj. Vale que usaba una tablet para disparar algún que otro sampler, tal vez más de lo que nos hubiera gustado, pero tampoco se le podía hacer demasiado caso a lo estricto de la perfomance, cuando un tío con traje blanco está venga a gritar al publico su eslogan «If you don´t go crazy you are not normal«.
Que se pusiera la gente todo loca, vaya. Y la verdad es que era difícil resistirse, con temas como Presidente que hizo junto a los Gypsy Kings, o con ese tema llamado «Ovo Je Balkan» que compuso para Serbia en Eurovisión 2010 y que aquel chaval destrozo con su gesto pajero. Incluso en los bises, con un tema relativamente melancólico como es Bella Ciao, se atrevió a darle la vuelta, llevárselo a su terreno y practicar esa máxima de mayo del 68 que dice que «el aburrimiento es contrarevolucionario». Pero, ¿que hay más revolucionario que una kalashnikov? Tal vez un gudari yugoslavo cantándole una oda, y en esas estuvimos